El Mago del Sur: crónica sentimental de México

Emilio Josx
3 min readOct 27, 2022

--

Playa Pichilingue, Nativitas, Ciudad de México, Julio 30 (?) 2019

Caminamos con M. por Bellas Artes. Fue un buen día, supongo. Fuimos a un restaurante que permitía una excelente panorámica de la Alameda. Ella insiste en pagar la mitad de las entradas o la comida. He intentado convencerla de que entre sin mí, que me quedaría cuatro horas gustoso caminando por ahí mientras ella sale. El clima está bien. El smog casi parece amistoso esta época del año.

Sin embargo, estas razones no funcionan.

Me gustaría tener dinero para pasar este mes sin preocuparme de nada. Como van las cosas, lo más probable es que no soporte veinte días. Mi garganta es un infierno, mi economía se fue al carajo y en las tiendas no venden panela, es ridículo. Mariana, Yanina y Geo tal vez permitan que me quede con ellas una semana más. Tal vez me vaya para Tijuana, o más al norte, cuando M. regrese a Colombia. Presiento que si algún día vuelvo, habré visto la muerte varias veces a los ojos, e incluso le habré sacado una navaja frente a sus ojotes sin materia.

La universidad me abandonó a mi suerte, de alguna manera se lo agradezco. Voluntariamente no habría renunciado a la ayuda más pequeña, y eso me habría comprometido fatalmente con el destino. Desde antier entreno mi estómago para vivir una vida de perro. A propósito, debo leer más a los infras, presiento que me darán ideas para sobrevivir con estilo.

Faltan tantas horas para cumplir dos semanas y siento que voy a enloquecer. Oh, pero también siento tanta energía, que podría matar a un padrote con mis propias manos.

No quiero pensar en lo que voy a hacer cuando M. se vaya. Pero casi al día siguiente tendré que pedir dinero prestado o robar a una persona. Alto ahí que esto es un atraco o la primera escena de su muerte, así que no te pongás con bobadas ome que los de la camioneta vienen conmigo. Y después de quitarle sus pertenencias, le dejaría un poema a la víctima para que recordara siempre que todo acto, incluso el acto más vil, es poético.

Un día estaba pogueando en Bogotá y al otro sólo encuentro libretas con cálculos y conversiones ridículas de pesos a tacos.

Me gusta caminar con M. por el Centro. Hoy discutimos dos veces, porque ella tenía dinero y yo no. Eso no se lo dije, o bueno sí, pero de otra forma que no me quedó tampoco clara. A veces pienso que su felicidad me abriga un poco y desplaza las preocupaciones que arrastro desde hace unos días. La miro frente a esos edificios que parecen trasplantados de Varsovia, y creo que estoy en un sueño (…).

Si tan solo esto durara un poco más.

No obstante debo idear un plan para cuando me dispute la vida con un policía en el desierto de Sonora.

Faltan tan pocos días, tan pocos días para que M. regrese.

--

--

Emilio Josx
0 Followers

Escribo poesía y prosa poética. Soy aprendiz y disidente metafísico. A veces naturalista de la impermanencia. ig: esiasqueba